¡Quédate, Fernando Cayo!
Excelente interpretación de su monólogo '¡Por todos los dioses!'

ASÍ FUE
Obra. '¡Por todos los dioses!' (Monólogo).
Autor, intérprete y puesta en escena. Fernando Cayo.
Iluminación: Ximo Hernández .Visisonor
Música en vivo: Geni Uñón.
Representación. Centro Príncipe de Asturias, en Santiago de la Ribera. Sábado 21 de agosto de 2021. 51 Festival de San Javier.
Calificación del espectáculo. Muy divertido.

CRÍTICA DE TEATRO


ANTONIO ARCO
Lunes, 23 agosto 2021, 01:28

Ningún espectador de los que tuvimos la fortuna de asistir, en 2008 y en el Gran Teatro de Córdoba, al monólogo que protagonizó, con 81 años, el Nobel de Literatura, dramaturgo, actor y director italiano Dario Fo, titulado 'Rosa Fresca Aulentissima e altre giullarate', lo hemos podido olvidar. Fo, en estado de gracia, desdoblándose en escena en múltiples personajes... Fernando Cayo, gran actor de voz poderosa y numerosos registros que sabe utilizar con mucho acierto y una naturalidad prodigiosa, reconoce la influencia de Fo a la hora de abordar el monólogo –escrito, dirigido e interpretado por él– '¡Por todos los dioses!'. Bienvenida esa influencia, y gracias a Cayo por venir... al 51 Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier, porque en la noche del sábado trajo la alegría, el disparate, la risa, la sorpresa, el delirio, la fiesta, el cachondeo, el ponerlo todo en cuestión, y la apuesta por el humor ejecutado con el mismo mimo con el que se hubiese empleado a fondo interpretando, por ejemplo, al mismísimo Rey Lear. Cayo dio una lección –no tan en solitario, porque lo arropó con maestría y en todo
momento el músico Geni Uñón, y lo amparó la iluminación de Valentín Álvarez –de fuerza interpretativa, capacidad de comunicación, sentido del ritmo, guasa para dar y regalar y respeto profundísimo por el público, al que se entregó.
¿Y de qué va '¡Por todos los dioses!'? Pues de pasárnoslo muy bien en el teatro, dejando al mundo cruel esperándonos fuera, con la bendita excusa de un «recorrido hilarante, crítico y lisérgico por la mitología griega, la vida y nuestro mundo actual». Hablando de nosotros mismos, de nuestras miserias y grandezas, aunque sobre todo de las primeras, sin empalago, ni afán redentor, ni recurriendo a Freud, y sí a Calderón, a raíz de las aventuras y desventuras infinitas que navegan por la mitología antigua. Lo mismo habla Cayo de su abuela Lupe que de Zeus, de Afrodita que se de su madre Delfina, de Dionisos que de Juan Carlos de Borbón y su '¿por qué no te callas?'.
El teatro convertido en un lugar de celebración, el público ovacionando, abucheando, o haciendo directamente a lo loco el primo, o el canelo, a petición expresa del actor, que logra el sobresaliente como flautista de Hamelín, con su descaro y su gestualidad hipnótica, con su acidez verbal y con sus chistes de cosecha propia.
Entre amigos
Te relajas, te sientes como en casa, entre amigos, entre ingeniosos juegos de palabras y un trabajo impecable de interpretación, bombardeados todos amablemente por altas dosis de escepticismo, nula intención de adoctrinar, relativismo positivo y humanidad a raudales. Te ríes (mucho), te sorprendes (bastante), reflexionas (uy, lo justo). ¡Pura psicodelia, pura anarquía, puro teatro! Y hay algo que domina todo el espectáculo: un deseo volcánico de libertad, en su forma; y un deseo no menos volcánico también de celebrar el hecho de, pese a todos los pesares, estar vivos. Aunque sea en familia, que ya se sabe que en todas las familias cuecen habas y no faltan ni los abrazos ni los puñales.
Pero cómo te puedes reír tanto cuando cuenta Cayo, por ejemplo, la historia de Cronos, que no tiene la menor gracia porque devora a todos sus hijos nada más nacer. O con el drama romántico de altísimo voltaje de los desgraciados enamorados Orfeo y Eurídice; memorable el Orfeo de Cayo cantando temas de... ¡Betty Misiego, Lola Flores, Los Chunguitos...! A ver, si lo que se quiere es una compilación, ¡en serio!, de la maraña de mitos con los que los griegos daban sentido al mundo y a sí mismos, ahí tenemos a la 'Teogonía' de Hesíodo. Pero si queremos pasar un buen rato, aderezado desde con la banda sonora de 'Expediente X' hasta con las andanzas de Pinocho, en el que también se transforma Cayo, este montaje lo garantiza.